Menú

miércoles, 12 de noviembre de 2014

La parafina en cosmética

La propiedad más valorada en la parafina es su poder hidratante. Aunque su uso está muy extendido, como en la fabricación de velas o para la industria alimentaria, también se utiliza como agente reductor o en fisioterapia como calmante del dolor

El uso de la parafina está muy extendido en los centros de belleza para mejorar sobre todo el aspecto de pies y manos. La mejor época para su aplicación coincide con los cambios bruscos de temperatura que facilitan las pérdidas de agua en la piel, ya que la parafina es un potente hidratante especialmente indicado para pieles castigadas.

¿Qué es la parafina?

La parafina es un conjunto de hidrocarburos derivados principalmente del petróleo y en menor medida del carbón. En las refinerías, estos hidrocarburos se destilan a temperaturas elevadas obteniendo aceites pesados. Tras su enfriamiento a 0° C se cristaliza la parafina, separada mediante filtración o centrifugación. Después, el producto se purifica y la parafina resultante se envía a los laboratorios para su uso posterior en cosmética o en otros sectores como podrían ser la fabricación de velas o para la industria alimentaria (papel parafinado o la goma base para el chicle, por ejemplo).

Propiedades de la parafina

La industria cosmética utiliza cada vez más la parafina para su uso tradicional como hidratante de pies y manos, o como ingrediente activo en cremas (por su consistencia similar a la vaselina), tratamiento reductor, reafirmante o en aplicaciones fisioterapéuticas.
La propiedad más valorada en la parafina es su poder hidratante. Con su aplicación, la humedad no se evapora de la piel sino que se mantiene en sus capas internas, ayudando a hidratarla, alimentarla y, como consecuencia, rejuvenecerla. Por eso, está muy indicada para pieles con problemas de deshidratación, sequedad, falta de elasticidad, piel agrietada o descamada.
Al aplicar la parafina sobre la piel se forma una película que retiene la pérdida de la hidratación, manteniendo la temperatura de la piel. Se comporta como un aislante térmico que induce a la pérdida de líquidos y a la eliminación de toxinas.

Uso de la parafina en cosmética

Como hemos dicho, el uso de la parafina se engloba en los tratamientos de hidratación profunda, aptas para aquellas epidermis agrietadas, con problemas de deshidratación, sequedad o falta de elasticidad. Se puede utilizar en manos, muñecas, codos, hombros, pies, tobillos, rodillas o muslos, e incluso como mascarilla facial, aunque es importante que el tratamiento con parafina en el rostro solo lo aplique un profesional.
También se usa en fisioterapia como agente terapéutico y calmante del dolor en procesos reumatológicos, artríticos, contracturas, rigidez, tendinitis, torceduras... Como agente reductor, puede usarse líquida en papada, brazos, abdomen, caderas y piernas.

Aplicación de la parafina en cosmética

Para aplicar la parafina, la zona a tratar debe estar muy limpia y desinfectada, y es recomendable aplicar una crema humectante.
La parafina debe ser calentada en un calentador apropiado a temperatura elevada, entre 45 y 55 grados.
Después se aplica la parafina, pudiéndose aplicar de dos modos:
➔ Sumergiendo la zona a tratar en el recipiente donde se ha puesto la parafina, separando los dedos para cubrir toda la superficie a ser tratada. A continuación, se retiran las manos o los pies y se espera a que la parafina se solidifique.
➔ Pincelando la parafina sobre la zona a tratar, pasando una brocha o pincel las veces que haga falta para conseguir una capa con un espesor adecuado.
Aplicada la parafina, se cubre la zona con una sustancia aislante, papel preparado o plástico, además de toallas para mantener el calor. Es importante que el cliente no se mueva para evitar que la parafina pueda romperse.
Pasados unos quince minutos, se retiran los envoltorios y la parafina con sumo cuidado.
Para tratamientos reductores, se aplica la parafina líquida sobre la zona a tratar a una temperatura cálida y se acompaña la aplicación con un masaje para activar la circulación. Después se aplican mantas térmicas para estimular la transpiración y la eliminación de toxinas. A continuación, se retira la parafina y se aplica frío para provocar una vasoconstricción y se termina el tratamiento con la aplicación de una crema reductora.
En los tratamientos faciales, realizados siempre por un profesional, se aplica la parafina con un pincel o brochita sobre una gasa que facilitará su posterior retirada. Se aplican tantas capas como sean necesarias para conseguir la consistencia adecuada, y pasados unos veinte minutos, la cubierta dura resultante se separa del rostro.

Resultado de los tratamientos con parafina

Después de un tratamiento con parafina, la piel aparece más suave, más tersa y luce un mejor aspecto.